Esta semana una de las personas que colabora mucho con nuestra iniciativa nos decía que teníamos al enemigo en casa y no le falta razón. Nos referimos a ese tipo de #OkupasMotorizados que hacen uso ilícito de las tarjetas PMR. Muchas veces hemos dicho que sentimos vergüenza ajena y que no podemos entender ese tipo de comportamientos, que se dan en personas del entorno de la discapacidad, de egoísmo que son capaces de perjudicar a quienes pueden aparcar en esas plazas.

Cuando renovamos la tarjeta entregamos la caducada pero, al parecer, hay personas -entendemos que una minoría- que no lo hacen o incluso son capaces de denunciar una supuesta pérdida con tal de tener dos tarjetas. Esto viene a cuento de una tarjeta que caducaba en el mes de septiembre (recordemos que hay tres meses de plazo para renovar a partir de la fecha de caducidad) pero se comprobó que la tarjeta ya había sido renovada. Entonces…¿qué hacía esa tarjeta en el parabrisas de un coche? ¿Dónde estaba la tarjeta renovada? ¿En otro coche?

Lo que hace es perjudicar a otra persona que no puede utilizar la plaza PMR o, si está aparcado en otras plazas de pago de Pamplona-Iruñea, ser «más listillo» que nadie y no pagar la zona azul.

Desgraciadamente seguimos viendo demasiadas tarjetas ocultas en los parabrisas de manera sospechosa. La tarjeta otorga unos derechos y unas obligaciones entre las que se encuentran:

-Ser utilizadas solo en presencia del titular

-Mantenerlas actualizadas

-Colocarlas de forma visible desde el exterior

Agradeceríamos a los diferentes cuerpos policiales que no les tiemble el pulso a la hora de multar aquellas tarjetas que no muestren sus datos así como, cuando sea posible, pedirnos mostrar la tarjeta al dejar o coger el coche.

Estamos tan hartos de estos comportamientos. Ya está bien.

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