El periodista y escritor Juan Iribas escribe para #Okupasmotorizados.

«Son solo cinco minutos»

Cinco minutos. Durante este tiempo alguien puede hacerse el remolón en la cama y reírse del despertador; batir un récord mundial de atletismo; buscar una plaza de aparcamiento; o, por ejemplo, justificarse para estacionar su vehículo en una plaza destinada a las personas con discapacidad. Ojalá esa discapacidad durase cinco minutos. Pero en la mayoría de los casos es para toda la vida

Y se hace un recado, se toma una caña y, de paso, se ofende al prójimo (y, si se tiene una dosis de conciencia, a uno mismo). Porque da la impresión de que en cinco minutos algunas personas no logran interiorizar que ese espacio reservado no es un lujo, sino una necesidad. Una necesidad que ha hecho que Juan Larreta haya levantado la primera piedra de okupas motorizados. Y ha hecho también que en dos meses cuente ya con cien colaboradores.

Mediante la iniciativa de acción social «Okupas motorizados» se quiere visibilizar y denunciar el uso indebido de las plazas reservadas con el objetivo de sensibilizar, concienciar y generar empatía en las personas y las instituciones. Todo ello para ayudar así a cambiar la visión sobre la discapacidad y generar cambios de comportamiento en la ciudadanía.

Juan padece esclerosis múltiple y padece el egoísmo colectivo tuyo y mío que le impide aparcar su coche en alguna de las 600 plazas de aparcamiento con las que cuenta la capital navarra para poder así utilizarla, que no disfrutarla. Porque nadie quiere disfrutar de ese espacio, sino darle uso y que no se le dé abuso.

Todo empezó el pasado 12 de diciembre cuando se alojó una fotografía en la que se veía a un vehículo de la Guardia Civil aparcado en una plaza destinada a personas con discapacidad. Y ya se sabe lo que ocurre en las redes sociales…

Colegios, centros comerciales, aparcamientos privados públicos han trufado Facebook, Twitter e Instagram de dedos en la llaga gracias a quienes envían fotos-denuncia y llaman a la Policia correspondiente.

Aquella imagen que protagonizó la benemérita se viralizó de tal forma que provocó un germen y, provocó también, el interés de los medios de comunicación. Hasta nueve medios se pusieron en contacto.

Los periodistas podrían afirmar: “Aquí hay un tema”. Porque lo hubo, lo hay y, por desgracia, lo seguirá habiendo… Y así se ha podido ver reflejado en numerosas apariciones en prensa, radio, televisión y digitales a través de noticias, entrevistas, reportajes, viñetas de humor como La tira de Oroz y cartas al director.

En los dos primeros meses de vida se han compartido más de cuatro fotografías al día. En total 270 hasta entonces. Más de 650 personas siguen a #okupasmotorizados a través de las redes sociales Twitter, Instagram y Facebook desde mediados de enero. En esta red social, alguna de sus publicaciones ha llegado a más de 7.100 personas.

En el caso de Pamplona, solo con las fotos publicadas, extrapolando a un año, se podría llegar a duplicar las denuncias realizadas por la Policia Municipal anualmente por este motivo.

En este caso que nos okupa, el periódico de hoy no envolverá el pescado de mañana porque de los medios y de las redes ha dado el salto a las retinas de las personas. Y de esas retinas a sus conciencias para que pongan en un platillo de la balanza el hueco que han encontrado para estacionar y, en el otro, que sopesen si merece la pena su “son solo cinco minutos”…

A Juan y a quienes siguen (seguimos) su estela les (nos) merece la pena encontrar la plaza de aparcamiento que nos corresponde. Aunque sea, esta vez, cinco minutos más tratando de dar con ella.

Porque sus denuncias, sus explícitas fotos alojadas en las redes sociales y su visibilidad en los medios han hecho que uno deje de ser un okupa motorizado. Quizá también, además de eso, la posible multa que se juega quien aparca donde no debe al asumir el riesgo de que el 092, como San Fermín, todo lo ve…

Como decía Miguel de Cervantes, “desocupado lector”, parafraseándolo, desokupa la plaza que no te corresponde, ponte en su lugar, no en su sitio. Son solo cinco minutos. Sí. Cinco minutos más dando vueltas hasta encontrar tu plaza para que Juan, y otras personas con discapacidad, tengan la suya.

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