Agradecemos mucho el seguimiento que tiene la iniciativa y también nos gusta conocer la opinión de todas las personas que hacen posible #okupasmotorizados. Hoy hemos compartido una foto de una tarjeta que en la fecha de caducidad aparecía la palabra «PERMANENTE». En el comentario hemos señalado que no estábamos de acuerdo con ello. Por ejemplo, el que esto escribe tiene una enfermedad que va a ser para toda la vida y que no tiene cura pero, viendo cómo se las gastan los okupas motorizados que son capaces de utilizar durante años la tarjeta de una persona fallecida, me parece lógico que haya que renovarla cada cierto período de tiempo -en función de la normativa de cada Ayuntamiento-. La persona que nos escribía nos decía que un familiar iba a necesitar la tarjeta durante toda la vida y que no veía mal que se concediera una tarjeta para siempre.

Si la gente se comportara como debe ser, por supuesto, que tendría su lógica. Pero como se puede comprobar en nuestras cuentas en redes sociales, comenzamos por denunciar los vehículos que aparcaban en plaza reservada sin tarjeta y, con el tiempo, descubrimos que un problema igual de grave o más era el uso ilícito que se da a las tarjetas (ocultas, caducadas, fotocopias…)

Desde esta iniciativa no estamos diciendo que todas las tarjetas que son expedidas con validez permanente sean un fraude. Nada más lejos de la realidad. Pero pensamos que esto no hace más que dar alas y una patente de corso a las personas que las utilizan fraudulentamente. Cuando el titular fallece ya no hay posibilidad de renovar la tarjeta pero qué más quieren las personas sin escrúpulos que disponer de una tarjeta para toda la vida…

El otro día comentaba una de las personas que controlan el aparcamiento en la zona azul que, en más de una ocasión, ha habido gente que han sido sorprendida con una tarjeta sin que el titular de la misma estuviera en el vehículo y han sido capaces de acudir a un domicilio y bajar a la persona titular (que estaba tranquilamente en casa) prácticamente a rastras para intentar convencer que la habían usado correctamente.

Pensamos que, al igual que con el DNI o la ITV, no nos cuesta nada tener que renovar la tarjeta de aparcamiento cada cuatro o cinco años, por ejemplo. Si la gente se comportara de buena fe no sería necesario pero desgraciadamente vemos que, a menudo, no es así.

Son de esas contradicciones que tiene la vida. Las personas titulares (las legales) darían todo por no tener tarjeta y poder caminar. Mientras los okupas motorizados pueden llegar a utilizar una tarjeta de un familiar fallecido y sin ningún tipo de remordimientos. En fin…