El periodista y escritor Juan Iribas nos envía este artículo a la inciativa ciudadana #OkupasMotorizados. Muchas gracias.
«Respetar a las personas con discapacidad evidencia lo avanzado de una sociedad»
Hay quien dice que si quieres conocer a una persona, fíjate cómo trata a un camarero. Y lo he hecho. El experimento funciona y es tan riguroso como cualquier fórmula matemática. Hace poco vi cómo media docena de adultos, al menos en el DNI, se comportaban como preadolescentes ante un tipo con uniforme, pajarita y bandeja redonda en la mano. Lástima no haberlos grabado, darle al play y ponerlos colorados…
¿Has probado a tunear la frase “Respetar a las personas con discapacidad evidencia lo avanzado de una sociedad”? Sí, donde dice digo, digo Diego. Haz el ejercicio de sustituir la palabra “camarero” por “persona con discapacidad”.
¿Ya? Da igual dónde: en un autobús, en la sala de espera del centro de salud, en la cola del supermercado o ante una plaza de aparcamiento. ¿Cómo te portas? ¿Cómo te comportas?
Por la gran amistad que me une con alguien que se ve obligado a apretar los dientes a diario, me fijo con mucha atención en los aparcamientos. Si son plazas destinadas a personas con discapacidad, me acerco y miro si el coche de turno tiene la tarjeta correspondiente. Pocas veces hago mala sangre, aunque alguna, a decir verdad, sí.
El otro día me fijé en un turista que ocupaba una de esas plazas para personas con discapacidad. Al no ver su tarjeta, le sugerí que aparcase tres metros más a la derecha. Se hizo el sueco pese a hablar la lengua de Cervantes. Insistí sin éxito y surtió efecto solo al aparecer un vigilante de la zona azul. “¡Qué pena!”, pensé. Alguna gente solo es capaz de moverse a golpe de sanción. No me pongo la mascarilla si no me van a multar, aparco donde me da la gana, salvo que vea a un agente… Así nos va.
Mal vamos, e iremos mal, si nos comportamos de cualquier manera. Me da lo mismo que pidiendo un cortado con hielo al tipo de la pajarita o en la cola de un cine.
Se denomina “empatizar” y, perdón por la rima, es un verbo que hay que aprender a conjugar en la primera persona del singular.
Mientras no avancemos, tan solo seremos hombres de Cromañón con iPhone.