Afortunadamente no se trata del tantas veces mentado coronavirus sino que se trata de esa costumbre que tienen los ¿#OkupasMotorizados? de dejar la tarjeta de aparcamiento para personas con discapacidad de forma oculta. Hemos puesto los interrogantes para darles el beneficio de la duda pero por lo que hemos podido comprobar en otras ocasiones se trataba de #OkupasMotorizados de pleno derecho sin interrogantes ni nada.
En el día de hoy ha habido una epidemia de tarjetas ocultas. Nos han enviado hasta cinco fotos de tarjetas escondidas en coches aparcados en varias de las plazas reservadas más céntricas que existen en Pamplona. Dos en la calle García Castañón, una en la calle Leyre y otras dos en la avenida S. Ignacio. Entre las cinco no se podía ver un solo dato. Ni número de tarjeta, ni fecha de caducidad. Incluso en una de ellas no se veía ni el organismo que la había expedido.
Por aquello del beneficio de la duda podemos pensar que la tarjeta se haya podido deslizar. Por eso no nos cansamos de repetir y aconsejar a las personas titulares de tarjeta que, tengan cuidado, y las coloquen de forma visible desde el exterior. La gran mayoría no tenemos nada que ocultar. Ahora bien, lo que está ocurriendo en estos casos es que o bien son tarjetas que ya están caducadas o son utilizadas por una persona que no es la titular de la misma o, incluso, puede tratarse de burdas fotocopias.
A finales de noviembre del año pasado, el Ayuntamiento de Pamplona, como ya informamos, aprobó de manera unánime una declaración en una Comisión de Presidencia que recogía cinco puntos sobre la utilización de las plazas reservadas para personas con discapacidad o plazas de movilidad reducida (PMR). Suponemos que estas acciones llevarán su tiempo pero tenemos muchísimas ganas de que las puedan poner en práctica lo antes posible. La normativa municipal dice que las tarjetas deben colocarse de forma visible desde el exterior del vehículo. Obviamente estamos hablando de que los datos sean visibles no que el logotipo de la discapacidad sea visible.
Confiamos en que pronto a los #OkupasMotorizados se les acabe el tiempo en el que pueden campar a sus anchas en nuestra ciudad y que llegue un día en que la ciudadanía pueda avisar a la Policía Municipal cuando se encuentre con alguno de estos casos. O incluso, que sea la propia Policía Municipal o el personal de Dornier (empresa que regula el estacionamiento de pago) los que puedan multar a las personas que esconden su tarjeta.
Hay un refrán que dice «es costumbre de villanos tirar la piedra y esconder la mano«. Actualizando el dicho y localizándolo aquí lo que hace esta gente no es esconder la mano pero si esconde la tarjeta. ¿Hasta cuándo vais a seguir así? ¿De verdad no os importa no dejar a otras personas que ejerzan un derecho? ¿No sois conscientes de que esas plazas no son para vosotros? ¿No os dais cuenta de que esas plazas se crearon para facilitar un poco la vida a las personas que tienen problemas de movilidad? Disfrutar de caminar vosotros que lo podéis hacer sin problemas, por favor.
Hoy mismo, una colaboradora de nuestra iniciativa contaba que siempre había un vehículo en el hospital que aparcaba con tarjeta y lo dejaba tan arrimado al suyo, en una plaza reservada, que en alguna ocasión había tenido que entrar por la puerta del copiloto (con lo que eso puede supone). Resulta que se lo encontró el otro día y, al recriminarle que aparcase así, le contestó el okupa «¡que tengo tarjeta!, ¡que es de verdad!, ¿qué te crees? ¿que es una fotocopia?». Casi le pega en el pecho con la tarjeta y en ese momento la colaboradora le da la vuelta a la tarjeta y tenía una foto de una señora mayor. Al ser preguntado por quién era, el caradura le dice que era su difunta madre pero que como la tarjeta no caducaba hasta 2023 iba a seguir utilizándola. Por supuesto que ya lo ha puesto en conocimiento de la policía correspondiente.
Hay otros refranes que nos gustan más. Como esos que dicen «más vale tarde que nunca» o «el que la hace la paga» o «no hay mal que cien años dure»
A ver si llega el día en que los #OkupasMotorizados sean una especie en vías de extinción o, mejor dicho, que desaparezcan de una maldita vez.