Hace unos meses, con motivo de la celebración de la 33 edición de los premios Goya, recibía la estatuilla como mejor actor revelación, Jesús Vidal, por su gran papel en la película Campeones.

Era la primera vez que se concedía un goya a una persona con discapacidad. Su emotivo discurso en el que habló de inclusión, diversidad y visibilidad no pasó desapercibido para nadie.

Desde esa misma noche y al día siguiente, las redes sociales se hacían eco de su alegato. Todo el mundo se emocionaba con sus palabras y parecía tener especial empatía y solidaridad con el mundo de la discapacidad.

Ahora bien, somos los primeros en destacar este hecho y en alabar al plantel de la película y, al mismo tiempo, no ser capaces de respetar siquiera una plaza de aparcamiento reservada para personas con discapacidad. La semana pasada en Pontevedra era multada una persona por utilizar una plaza de aparcamiento para personas con movilidad reducida con la tarjeta de una persona fallecida. Somos muy dados a guardar objetos que nos recuerdan a los seres queridos que ya no se encuentran entre nosotros. Pero, por lo que vemos, hay quien lleva esto hasta las últimas consecuencias y se apropia de una tarjeta de aparcamiento. Seguro que se trataba de una cuestión sentimental y cada vez que estacionaba, recordaba al ser querido. Dándole igual las personas que realmente necesitan esa plaza de aparcamiento.

Esta misma semana, una de nuestras colaboradoras enviaba una foto de un coche aparcado, en plaza reservada para personas con discapacidad, en un centro comercial de Denia (Alicante). Hasta aquí todo bien. Lo que ya no estaba tan bien es que, en lugar de tener la tarjeta correspondiente, colocaba en el parabrisas una pegatina con el logotipo de las personas con discapacidad. Ni tarjeta, ni número, ni fecha de caducidad. Es decir, haciendo de su capa un sayo sin importarle las personas que tienen el derecho, que no el privilegio, de aparcar en esa plaza.

En Pontevedra, en Denia y en otros puntos de la península Ibérica cómo se emocionó la gente con Jesús Vidal y su discurso. Eso sí, respetar un párking y respetar a quien lo necesita ya lo dejamos para otra ocasión.

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